Desde ASGAM los scouts y guías adultos de Madrid queremos rendir homenaje a una de las personas más importantes del siglo XX, un hombre que hizo historia como la primera persona que pisó la luna. Neil Armstrong era scout, y llevó consigo una insignia de la flor de lis mundial en su asombrosa aventura, que actualmente se conserva en las oficinas de la OMMS en Ginebra.
En su viaje a la luna, incluso envió un mensaje a los scouts que estaban en un Jamboree: «Quisiera saludar a todos mis compañeros scouts y scouters en el Parque Estatal Farragut en Idaho en el 7º Jamboree Nacional que se realiza ahí esta semana. El Apolo XI quisiera enviarles los mejores deseos.»
Fue scout cuando era un muchacho, alcanzando el mayor nivel de progresión de Boy Scouts of America (Eagle Scout), y fue una clara muestra de que «una vez scout, siempre scout«, dando ejemplo de ello durante toda su vida.
El Secretario General de la OMMS, Luc Panissod, ha dicho de él: «Como era de esperar de un Eagle Scout, Neil Armstrong siempre fue modesto acerca de su papel de liderazgo en esa famosa misión y el primero en reconocer las decenas de personas que contribuyeron de muchas maneras a su logro. Él siempre será una inspiración para nosotros y para las futuras generaciones de Scouts de todo el mundo«.
Falleció el pasado sábado 25 de agosto de 2012 a los 82 años. Descansa en paz, hermano scout. Fin de pista.
Como bien expresa el Secretario General de OMMS, Luc Panissod, la modestia de Mrs. Armtrong era una de sus grandes virtudes. Entre las anécdotas de su vida que encontré en estos días me parece interesante recoger esta:
Sucedió en Jerusalén en 1988.
Neil visitó Jerusalén ese año, y le pidió a Thomas Friedman, un
profesor experto en arqueología bíblica que le hizo de guía por la ciudad, que le llevase a un lugar donde pudiese tener la certeza de que había caminado Jesucristo.
El profesor, una de cuyas alumnas, Ora Shlesinger, ha relatado la
historia más de una vez, llevó a Armstrong a los restos de escaleras del templo construido por Herodes el Grande que aún se conservan.
“Estos peldaños constituían la principal entrada al templo”, le
dijo: “No hay duda de que Jesús subió por ellos”.
Armstrong se concentró entonces profundamente y rezó durante un rato.
Al terminar, se volvió a Friedman, y, emocionado, le dijo: “Para mí significa más haber pisado estas escaleras que haber pisado la Luna”.