¿Te perdiste la salida del 28 de mayo?
Te lo contamos.
El pasado domingo 28 de mayo, una nutrida representación de ASGAM nos dimos cita en Colmenar Viejo junto a la Basílica de la Asunción de Nuestra Señora para, desde allí iniciar la ruta de la cuarta etapa del Camino de Santiago de Madrid. Después de callejear un poco por la localidad, siguiendo las indicaciones de las flechas amarillas cogimos la cañada de los Gallegos y salimos por fin al campo donde encaminamos nuestros pasos por amplias cañadas bien señalizadas donde iniciamos un suave descenso en dirección a la Sierra de Guadarrama a cuyas faldas se encontraba nuestro destino. Al renqueante ritmo del bordón atravesamos el paisaje colmenareño de encinares, chaparros, retamares, tomillares y cantuesos con sus últimas flores aun frescas. El camino fue suave, pero tuvo su cosa, sin fuerte desnivel pero con alguna que otra rampa y tramos con piedras. Tras cruzar bajo un paso inferior la vía férrea Madrid-Burgos, sin mayores complicaciones y por un tramo de cañada muy agradable, contemplando el ganado vacuno, pasando bajo el viaducto de la carretera Colmenar-Cerceda (M-606), llegamos al río Manzanares.
En las proximidades nos encontraremos con el puente del Batán, al que atribuye un origen romano. Cruzamos el rio travesando el puente y unos 100 m más allá ascendimos para tomar un ancho camino bien señalizado.
Continuamos por nuestro camino hasta una desviación por la que ascendimos suavemente hasta que alcanza la cima de una loma desde la que se comenzó a divisar la población de Manzanares el Real, villa enmarcada por su embalse, su castillo y por el mágico paisaje de La Pedriza, desde allí descendimos hacia Manzanares, y llegamos a la altura del embalse de Santillana. Cruzamos el puente sobre el río Samburiel y tras un corto recorrido por una pista asfaltada por la calle de la Paz que finaliza en la carretera Cerceda – Soto del Real (M-608), llegamos a la localidad. Cruzamos de nuevo el río Manzanares y por la calle Real nos dirigimos hasta la Plaza del Pueblo, donde nos rehidratamos convenientemente en una de sus terrazas, dando fin a esta etapa.
Posteriormente con el Castillo de los Mendoza de fondo, pudimos descansar y reponer fuerzas compartiendo nuestras viandas, con unas vistas maravillosas del embalse, antes de coger el autobús para retornar de nuevo hacia Colmenar Viejo donde habíamos dejado los coches. De regreso en Colmenar, la jornada acabó con una amigable charla alrededor de un café, deseándonos volver a vernos pronto antes de retornar a nuestros hogares.