Como muchos ya sabréis, y bastantes probablemente hayáis experimentado, el pasado fin de semana –7, 8 y 9 de octubre– se celebró en San Sebastián el XI encuentro AISG España, el primero después de la interrupción provocada por la dichosa pandemia y, según parece, con gran éxito de crítica y público.
Hasta donde me han contado, el cachondeo empezó ya durante el viaje, hubo quienes fueron en coche, otros se durmieron en el autobús –sabia iniciativa– o en el medio de transporte que fuera. Lo bueno es que el viernes por la noche ya se iban juntando numerosos scouts y guías adultos en el precioso hostel de San Sebastián. Algo de barullo sí que hubo ¿dónde está mi habitación? ¿con quién me toca? ¿dónde aparco el coche? El encuentro arrancaba como siempre empiezan estos eventos, con muchas risas, muchos saludos y la alegría del reencuentro o de conocerse personalmente por fin.
El sábado fue un día lleno de actividades, desde el monte Igueldo, funicular incluido, hasta un catamarán sobre la bahía, el azul de uniformes y pañoletas se hizo notar en la ciudad. La comida fue opípara –me han pasado el menú–, y dicen que la cena de los pueblos tampoco estuvo mal. No quiero olvidarme de la charla sobre guidismo –dada mi condición de guía, no me lo perdonaría– que fue todo un éxito, ni de la visita al museo Chillida el domingo por la mañana, antes de emprender la siempre un poco triste ruta de vuelta a casa, eso sí, con la promesa de volvernos a encontrar.
Dicho esto, y como habréis adivinado, escribo de oídas porque, desgraciadamente, no me fue posible acudir, así que me gustaría que todos los que sí aprovechéis las respuestas de este blog para compartir una vivencia, un pensamiento, para contarnos, a los que no estuvimos, lo que nos perdimos, y así darnos un poco de envidia para la próxima vez hagamos todo lo posible por ir. De eso va el título de esta entrada “historias”.
Un saludo scout-guía a todos.